«¿Cierras la puerta del baño incluso cuando estás solo en casa?»
Eso que ves ahí arriba es marketing de respuesta directa en su máximo esplendor.
Su autor fue Bill Jayme, un copywriter que no hacía magia, pero lo parecía. Por la sencilla razón de que, si uno de esos sobres pasaba de sus manos a las tuyas, era prácticamente imposible no desear abrirlo y averiguar lo que había dentro.
Y eso solo solo puedes conseguirlo cuando al marketing directo le sumas la creatividad justa.
Destapando el marketing directo.
El marketing directo puede tener muchas formas.
Un email.
Una carta.
Un anuncio.
Un diálogo.
Un cara a cara.
Un de tú a tú.
En todas ellas, lo único que no puede faltar es la capacidad de provocar la reacción adecuada en la persona adecuada.
El propio nombre no deja mucho a la imaginación: lo que busca el marketing de respuesta directa es una respuesta directa de su receptor.
Ahora bien, los métodos que utilices para provocarla pueden ser los culpables de que esa persona reaccione con una compra, una suscripción, etc. o mandándote a paseo.
Si lo miras así, no es que se pueda ser creativo en marketing directo. Es que se debe ser creativo en marketing directo.
¿Creativo, yo?
Sí, tú.
La creatividad, al contrario de lo que puedas pensar, no es un fetiche para artistas ni para gente con apellidos extravagantes.
Te recuerdo que Joe Sugarman vendió un avión por correo. Y, hasta donde yo sé, Sugarman era copywriter y se dedicaba a escribir para vender, no a hacer performances artísticas ni nada por el estilo.
Para vender un avión por correo hace falta creatividad. Y para cualquier otro mensaje en marketing directo, también.
Pero no es lo único que hace falta, porque detrás de esa idea ingeniosa hay mucho más: hay información, hay un sistema de trabajo y hay atrevimiento, entre otras cosas.
Tu trabajo tampoco depende 100% de lo creativo que seas.
Eso es solo un valor añadido. Un valor que suma mucho, sí, pero por el que no puedes sacrificar el mensaje.
Será mejor crear un mensaje sencillo y transmitirlo de manera correcta que pasarse de creativo y que tu audienca no tenga ni idea de lo que estás hablando.
El papel de la creatividad en marketing directo es ayudarte a conocer las reglas e invitarte a cruzar esas líneas «prohibidas» cuando viene a cuento.
¿Eso significa que hay que ponerle a la creatividad horario de oficina? Quizás.
Puedes sentarte a esperar a que te caigan las ideas del cielo. Aunque debes saber que las probabilidades de que se te encienda la bombilla y se te ocurra un mensaje brillante para que tu comunicación sea memorable y efectiva caerán en picado.
Una cuestión de actitud.
Los tiempos cambian.
No creo que tu negocio dependa de vender aviones por correo, pero seguramente también uses alguna de las nuevas formas de marketing directo, como el email marketing, los anuncios o las redes sociales
Y es mucho más sencillo provocar una reacción positiva en tus lectores (y potenciales clientes) cuando juegas la baza creativa.
Eso es lo que te permite resonar entre el ruido que hagan otras marcas y negocios.
Al fin y al cabo, adoptar una actitud creativa y valiente en tus textos es tan solo una cuestión de ser flexible, conocer a tu público y atreverse a no quedarnos con la primera idea que se nos ocurra.